martes, 19 de febrero de 2013

Un poco de COPI | x Jorge Dubatti

En los comienzos de la postdictadura, nadie se acordaba de Copi. Era apenas un nombre lejano. Recién a fines de los '80, César Aira dicta el curso "Cómo leer a Copi" en el Centro Cultural Rojas, justo al año siguiente de la muerte de Copi en París, víctima del sida. Más tarde, Aira recoge aquel curso, que hoy nos parece desprolijo y un tanto superficial, en un librito (Copi, Rosario, Editorial Beatriz Viterbo, 1991) que resulta fundamental porque a partir de ese ensayito, lentamente, Copi comienza a "regresar" a los imaginarios de la cultura argentina dentro de las fronteras políticas del país.

Copi introduce la pregunta, ¿puede un argentino escribir literatura y teatro argentinos fuera del país y en francés? De comienzos de los noventa datan las primeras puestas porteñas de Maricarmen Arnó (La noche de la rata, Una visita inoportuna, esta última en el Teatro San Martín), de Miguel Pittier (Las viejas putas, en el Rojas), de Roberto Villanueva (La pirámide). De los '90 es también la edición de Eva Perón en Adriana Hidalgo. De 2004 son las puestas en escena de dos versiones de Eva Perón en Buenos Aires (hubo una anterior en Tandil) presentadas en el marco del encuentro Tintas Frescas: las dirigidas por Marcial di Fonzo Bo (sobrino de un argentino exiliado en París, Facundo Bo) y por Gabo Correa, esta con Alejandra Flechner en el rol de Evita. 

Saltando dos décadas de relaciones entre Copi y los escenarios argentinos, hay que destacar que en los últimos años se han producido algunos acontecimientos relevantes para el mejor conocimiento de Copi en nuestro país. Anagrama, de Barcelona, publica en 2010 Obras (tomo I), que recoge tres novelas, dos traducidas al castellano: El uruguayo, La vida es un tango, La Internacional Argentina, con una autobiografía inédita de Copi, "Río de la Plata", y prólogo de María Moreno. Aunque aparecido en España, el libro se distribuye bien en la Argentina. Si bien algo de las traducciones deja mucho que desear por su "peninsularidad" (El uruguayo es traducida por el genial Enrique Vila-Matas, pero al castellano de España), las páginas de Moreno garantizan el anclaje nacional. 


Por su parte, El Cuenco de Plata, sello de Buenos Aires, acaba de poner en circulación el Teatro I de Copi, que reúne cuatro piezas en traducciones argentinas: El día de una soñadora, La torre de la Defensa, La noche de Madame Lucienne, Una visita inoportuna. El Cuenco de Plata ya había dado a conocer en 2009 la novela La ciudad de las ratas (hasta entonces inédita en castellano) y en 2010 La guerra de las mariconas. La editorial que dirige Edgardo Russo promete publicar en breve la obra gráfica de Copi y un nuevo tomo de teatro con las obras Loretta Strong, La pirámide, El frigo y Las escaleras del Sagrado Corazón. De esta manera, muy pronto, casi todo Copi estará disponible en su lengua "materna", ya no sólo en su "lengua amante" (como él mismo llama al francés). 


Copi era el sobrenombre (apócope de "Copito") de Raúl Damonte Taborda (Buenos Aires, 1939 - París, 1987), nieto de Natalio Botana (fundador del diario Crítica) y de Salvadora Medina Onrubia (una mujer excepcional, de avanzada, anarquista, espiritista, escritora). Vive en Buenos Aires entre 1955 y 1962, es decir, su adolescencia y primera juventud. En 1962 se instala en París, donde compondrá prácticamente la totalidad de su obra. María Moreno describe muy bien la libertad y los límites del imaginario de Copi: "En las obras de Copi un personaje que lleva su nombre puede ignorar que es judío puesto que nunca ha visto el pene de otro hombre (La Internacional Argentina), los pollos pueden reproducirse en pollos al spiedo, los huevos en huevos fritos (El uruguayo), los padres ser mujeres de clítoris decapitado (La guerra de las mariquitas) y las ratas cultivar géneros íntimos como la correspondencia (La ciudad de las ratas). Todo está trastocado, los sexos, las patrias, los reinos (animal, vegetal, mineral). Pero hay algo en lo que Copi no es trans. Es antiperonista, y aquí no jode ni con la familia ni con la patria. Describe como infierno la Argentina con Perón en el poder, en donde los Damonte Botana tuvieron que partir al exilio."


El reingreso de Copi al teatro y la literatura argentinos obliga a pensar en otros mapas, específicos del arte nacional: la cartografía geopolítica no coincide con los mapas teatrales y literarios, cuyo sistema de conexiones, imaginarios, poéticas va siempre más allá de las fronteras de las naciones. En la autobiografía "Río de la Plata", Copi reflexiona sobre el exilio contradictoriamente: la figura del exiliado lo identifica y a la vez le parece ajena. Por un lado, se reconoce como "exiliado" e inmediatamente se pregunta si realmente el término le corresponde. "¿Exiliado? Esa palabra salió sola de mi pluma, seguida de un signo de interrogación. Si alguna vez debiera decir algo sobre el exilio me cuidaría bien de hacerlo en primera persona." Por otro, se considera un hombre "nómade", aunque "nutrido en la sensibilidad del Río de la Plata". Dice haber sentido miedo de regresar a la Argentina a partir de 1969, y que "si la situación política no hubiera sido la que todos conocemos, seguramente habría mantenido lazos más estrechos con el país". Igualmente, reconoce que aquellos a los que más quiere no viven en la Argentina: "Mis amigos argentinos viven en Europa, en Estados Unidos, en América Latina, pero de aquellos de la juventud, cuando integré un pequeño movimiento de vanguardia argentino, sólo dos siguen viviendo allá, Paco Silva y Horacio Swarzer. ¡Sólo dos! Los otros son nómades, como yo." Copi reconoce una cartografía argentina dispersa en todo el mundo, que seguramente le inspira una reelaboración metafórica: la de la "Internacional Argentina", de la que habla en la novela de dicho nombre. Dice Jeanne, protagonista de El día de una soñadora: "Uno se pregunta para qué sirve la experiencia de los padres." La interrogación puede descomponerse en otras preguntas sobre el teatro y la literatura de Copi: para qué sirve la "experiencia de la patria" o incluso dónde radica la "experiencia de la patria". "En la sensibilidad", diría Copi, que afirma haber sido formado en "la sensibilidad del Río de la Plata". Copi invita a repensar el concepto de frontera: el hombre lleva su territorio y sus fronteras en su propio cuerpo, que dialoga en la existencia con otras territorialidades. Por supuesto se puede escribir literatura y teatro argentinos en Francia: más allá de las fronteras geopolíticas, Copi instala otra frontera: la de su sensibilidad en la relación con el mundo.

Fuente: Tiempo Argentino [http://tiempo.infonews.com/notas/para-conocer-mejor-copi-escritor-genial]


UN POCO MÁS DE COPI: SANTA COPI x Daniel Link | Y USTED DE QUÉ SE RÍE x Eduardo Romano 
ALGUNAS OBRAS: LA TORRE DE LA DEFENSA (Teatro) | LA GUERRA DE LOS PUTOS (Novela) | LA CIUDAD DE LAS RATAS (Novela)

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