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PRENSA Y CRÍTICAS



Nota LA OPINIÓN DE LA GENTE por Angie Kohon
El
mundo, la guerra, el individuo, el poder, la familia y la muerte se
combinan en un espectácu-lo absurdo, trágico, escandaloso donde
cualquier semejanza con la realidad no será pura coin-cidencia ¿Qué
es la guerra hoy en día? ¿Dónde se libran las batallas? ¿A miles
de kilómetros de distancia, o en nuestro propio barrio, en nuestra
casa, en el interior de nosotros mismos?
Después de la función
nos encontramos con Paula
Brusca,
directora, y esto es lo que compartió con La Opinión de la Gente.
La
Opinión (de la gente): Bueno, Paula, contáme cómo surgió la idea
de hacer esta obra.
P. B.:
Es muy curioso porque Cristian la escribió, el Grupo Los Goliardos
la empezó a hacer, pasaron por un montón de directores hasta que el
año pasado encontraron dos directo-res con los cuales arrancó la
obra. Estrenaron en marzo y en mayo uno de los actores decidió irse
y los dos directores –que uno también era un actor- también
decidieron irse. Y Lautaro, que es de la Compañía me dijo “Bueno,
si te querés hacer cargo del proyecto”. Y ahí fue como que
empezamos una especie de co-producción; la condición para hacerme
cargo del proyecto fue que pueda cambiar algunas cosas…
L.
O.: Ah, había cosas que no te cerraban.
P. B.:
Claro, llevarlo a algo que yo sienta que era mío, que es un trabajo
mío. Hay cosas de la otra dirección que algunas se mantienen y
otras cambiaron completamente: cómo tratar el tema del teatro del
absurdo, por ejemplo, son dos versiones completamente distintas.
Terminó siendo algo que yo dije “Bueno, está bien, yo lo firmo”
Estoy conforme. Igualmente mientras Cristian escribía la obra era
como que yo la iba leyendo desde cero.
L.
O.: Claro. ¿Igual, ya venían haciendo cosas juntos? Los Sonámbulos,
por ejemplo, que también funciona así: vos sos la directora y él
el autor ¿O todavía no habían hecho cosas juntos?
P. B.:
No, con Cristián hace cinco años que trabajamos juntos y Lautaro
también, es parte de la compañía hace cuatro años. O sea, los
tres venimos trabajando juntos y nos conocemos. De hecho, Lautaro y
Los Goliardos le pidieron a Cristian que lo haga porque conocían las
otras obras. Fue como que al final terminamos trabajando los tres
juntos cuando en un principio iba a hacer todo por separado. De por
sí me interesó hacer algo de guerra, qué sé yo, es raro. Es raro
hablar de guerra hoy en día ¿qué son las guerras?
L.
O.: Claro. Lo raro de la obra es que hace tantas críticas que uno no
sabe por dón-de empezar ¿no? Más allá de la Guerra, que es el
tema principal, ¿para vos hay alguna crítica que sea la más
fuerte?
P. B.:
Sí, yo el otro día les decía a los chicos que para mí era: los
padres eran los países poderosos, los dos que se enfrentan en
realidad se dan cuenta que no están luchando por ideales propios
sino por ideales de otros. Si es que son ideales, porque en realidad
son, creo, cuestiones económicas. Pero bueno, la idea fue armar un
poco cómo una familia reproduce en chiquito cosas que a nivel
globalizado también están.
L.
O.: Claro. Bueno, la obra es totalmente absurda, como dijiste. Tiene
cosas deliran-tes ¿no?
P. B.:
Ya de por sí que los padres vayan al tomar el té con el hijo a ver
qué le pasaba es como que… La obra está planteada desde un juego
donde ya de por sí que los padres entren a tomar el té a la
trinchera con el hijo, creo que a partir de ahí puede pasar
cualquier cosa.
L.
O.: Bueno, y el público reacciona muy bien ¿no? Hay mucho feedback,
como se vio en la función.
P. B.:
Sí, hoy fue un buen público, terminamos diciendo que tuvimos un
buen público. Pero está bueno porque se ríen, la pasan bien y creo
que se van pensando.
L.
O.: Claro, tiene eso ¿no? partes muy graciosas y muy ridículas y
también dentro de ese absurdo críticas muy profundas o realmente
muy “agudas”.
P. B.:
Sí, creo que un poco todas las obras que hicimos. Trabajamos mucho
con la técnica clown y el teatro del absurdo, pero sí queremos
decir algo. Y no algo en la obra, sino que el público se vaya
pensando. Yo siempre digo que cuando voy el teatro me gusta que no me
fal-ten el respeto. O sea, que no me den todo servido; puedo pensar.
Y me gusta que los espec-tadores que vean mis obras se vayan haciendo
un trabajito, digamos. Pero que además uno se siente bien, creo.
Todos nuestros espectáculos son así: por un lado por la estética
de la com-pañía y por otro lado por lo que nos gusta a nosotros
cuando vamos al teatro. Uno se pone en el lugar del espectador y que
es lo que quisiera. O sea, yo siempre digo, el espectador no tiene
que salir ni agredido ni la tiene que pasar mal, tienen que estar
cómodo. Va al teatro porque quiere distraerse de un montón de otras
cosas. Está bien, está bárbaro, pero además, creo que también
está bueno que piensen. Que sea un lugar de toma de conciencia.
L.
O.: Bueno, por más que fue como fortuito que empezaste a dirigir
esta obra ¿uste-des eligieron esta obra por la problemática de la
guerra, que es tan actual, o es una críti-ca tan general sobre el
mundo actual que no tiene que ver con la guerra específicamen-te?
P.
B.:
Claro, yo creo que es una crítica a un montón de cosas; no sólo a
lo que es la guerra hoy en día. Es más universal. Si me interesó
el hecho de que no sean buenos contra malos ¿me entendés? Son los
que tienen más posibilidades contra los que no tiene tantas
posibilida-des. O al menos eso es lo que yo me imagino con la
obra.
L.
O.: Y la obra ahora la están sacando de cartel. Bueno, hicieron
estas cuatro fun-ciones acá, en este Teatro ¿ya tienen pensado si
van a seguir o no?
P. B.:
Hicimos estas cuatro funciones de sábado y domingo y no sabemos si
la vamos a seguir. La idea es que sí, pero tenemos que hacer muchas
otras cosas y nos es difícil hacer una temporada larga. Pero a fin
de año la vamos a presentar en un festival que organiza la Compañía
y ahí va a estar. Después no sabemos si se van a unas funciones en
Provincia de Buenos Aires. La idea es seguir haciéndola, pero bueno,
es como que el año está terminando en realidad, y se vienen cierres
de un montón de cosas.
L.
O.: Claro. Bueno, pero ojalá que la vuelvan a poner en cartel para
que mucha más gente pueda ir a verla.
P. B.:
Sí, esperemos que sí.
Angie
Kohon
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