"¿Había amado a Jansky? Sí, lo amó: pero, muy complicado, él incapaz de amar. Los celos, el amor. Filipinas, y él dibujado ridículo. Complicadísimo ovillo, vergonzoso, y la pradera: La Gran Llanura de los Chistes".
Partiendo de la historia de Nal, el arquero culón, personaje arquetípico que es a veces capaz de dejar de serlo, este cuento legendario de Osvaldo Lamborghini nos introduce en las peripecias de Tokuro, un ingeniero japonés a la búsqueda del honor perdido en Argentina, la Gran Llanura de los Chistes. La época son los años ochenta. La Guerra de Malvinas. Así creemos, florece el delirio. Mató por nada. Sin duda, son todos putos.
Metáfora imposible de nuestra historia política más reciente, LA CAUSA JUSTA, desnuda la naturaleza atroz de nuestra imbecilidad fundante, trasvasando los límites siempre difusos que separan realidad y ficción, vida y obra, prosa y poesía, lo serio y lo ridículo, sin dejar, ni por un segundo, lugar a lo sublime que podría venir a justificarlo. La frase perfecta, intrigante, a veces: obsesiva; deviene profética, cuando descubrimos en esa perfecta, etérea, gigantesca bola de mierda, una diminuta partícula de diamante.
Metáfora imposible de nuestra historia política más reciente, LA CAUSA JUSTA, desnuda la naturaleza atroz de nuestra imbecilidad fundante, trasvasando los límites siempre difusos que separan realidad y ficción, vida y obra, prosa y poesía, lo serio y lo ridículo, sin dejar, ni por un segundo, lugar a lo sublime que podría venir a justificarlo. La frase perfecta, intrigante, a veces: obsesiva; deviene profética, cuando descubrimos en esa perfecta, etérea, gigantesca bola de mierda, una diminuta partícula de diamante.