Con su habitual efervescencia y olor a nuevo, la escena teatral independiente, o el llamado teatro off , multiplica sus propuestas, ofrece estéticas alternativas y desafía todas las convenciones. Pero, ¿cómo hacen estos colectivos de artistas que no cuentan con grandes estructuras de producción para llevar a cabo sus proyectos y difundirlos? En definitiva, ¿cómo logran transformar la falta de recursos materiales en un nuevo modelo de producción?
La experiencia de Random Creativos, una productora que conforman los intérpretes y creadores de La Parka, el musical yAlicia en Frikiland -Tadeo Jones, Seku Faillace, Diego Corán Oria, Facundo Rubiño, Roberto Peloni y Jorge Soldera-, puede arrojar algunas respuestas.
"La matriz de esta unión surge de la necesidad de mirarnos a los ojos todos los días, y decir: «Estoy haciendo lo que me gusta y lo estoy haciendo con la gente que quiero», porque, además, ninguno de nosotros lo podría hacer solo", cuenta Corán Oria, y explica que el impulso hacia la autogestión, que nació de una necesidad frente a condiciones dadas, se transformó en una nueva forma de organización, en la que cada uno de ellos ocupa roles múltiples y cambiantes. "Amamos la autogestión porque creemos que no podríamos hacerlo de otra manera. Estamos acostumbrados a trabajar desde un código tan potente nosotros, que cuando empezamos a depender de factores externos, no funciona."
Cuando se les pregunta cuáles son los elementos necesarios para autogestionarse, la respuesta, para este grupo de creativos, parece simple: un material de trabajo y lazos para que esa idea inicial crezca y se materialice. En la práctica, sin embargo, siempre surgen complicaciones: "Nunca pudimos hacer un buen plan de preproducción. Lo que nos pasa muchas veces es que nuestra ansiedad y omnipotencia creativa está viendo todo el tiempo cómo generar más lenguaje y eso, de alguna manera, produce gastos. A veces preferimos decir: «Che, loco, no vamos a ganar un mango, pero ¡que se cuelgue del arnés!»", confiesa Rubiño, aunque destaca que las obras del grupo siempre han resultado sustentables.
Para recaudar dinero, los integrantes de este grupo impulsaron iniciativas con las que lograron, además, integrar al público y fidelizarlo, como el Random rock, un festival de música; el Friki trash, una campaña en la que invitaron al público a buscar la escenografía de su última obra entre residuos de la calle, y la conformación de un grupo de "amigos adherentes", que reciben beneficios por su aporte a las producciones. "Son todas campañas de comunicación. Nos planteamos cómo fidelizar a los espectadores para que se identifiquen con una propuesta conceptual y se genere así una comunidad", explica Rubiño.
Los integrantes de Random Creativos forman parte también del Colectivo de Teatro Musical (CTM), un grupo que reúne a distintos colectivos del musical independiente para promover el género y potenciar la difusión de los trabajos. El CTM, además, impulsa su propio festival, que logró convocar, incluso, a elencos internacionales.
Otro caso interesante es el de la compañía Pim Pum Pam Theatre, integrada por Lautaro Metral, Lionel Arostegui y Renzo Morelli, el director y dos de los actores de Cuando callan los patos . "La producción de Los patos costó 600 pesos, porque decidimos arreglarnos con lo que teníamos para el vestuario y la escenografía, y trabajar como cooperativa. Lo que hicimos fue resignificar residuos para transformarlos en material de trabajo. Además, fuimos aprendiendo en estos años que no hay que pagar todo lo que necesitás de entrada. Los gastos se pueden ir solventando con el ingreso de las funciones", explica Metral.
Para este joven director, el proyecto de llevar una obra a escena es "como tener un hijo: hay que darle un poco de uno para que empiece a andar", y destaca: "Todos los actores que se suman a trabajar en un proyecto tienen participación y eso siempre hay que respetarlo".
El off que se une
Otro ejemplo, algo más radical, de gestión independiente es el de la asociación Espacios Escénicos Autónomos (Escena), conformada por 25 salas, cuya capacidad no excede las 50 personas. Se trata de pequeños espacios que en algún momento encontraron trabas para acceder a sus habilitaciones.
"Quisimos generar cierto virtuosismo, cierta circulación de información que podía generar modificaciones, un espacio de discusión, de reflexión y de aprendizaje, en paralelo con el trabajo sobre la problemática de las habilitaciones", explica Martín Seijo, director y actor, integrante de Escena.
Según cuenta, la situación de las salas está mejorando desde la existencia de la asociación y, al mismo tiempo, sus miembros han logrado aprender que la autogestión es interesante, pero que en algún punto necesita una apoyatura: "Si uno se une a otros con una idea común de cómo se entiende la cultura, eso hace que al asociarse uno tenga un mayor soporte y cumpla mayores objetivos que cuando está solo".
En cuanto a los aspectos más importantes por tener en cuenta a la hora de autogestionarse, Seijo destaca que, en principio, se debe dejar bien en claro cómo se va a organizar el grupo; qué roles ocupará cada integrante y cómo se distribuirá la recaudación. Además, sostiene que se debe apostar a grupos estables, que no sean cooperativas circunstanciales, sino colectivos que aspiren a perdurar más allá de un proyecto. Finalmente, señala: "Conviene contar con alguien en el grupo que se encargue de buscar opciones de financiamiento".
En estos tres últimos años, Escena realizó un festival de teatro que logró darles impulso a las salas y ayudó a instalar a estos pequeños espacios como un nuevo circuito. En su edición 2010 se presentaron 20 obras y, al año siguiente, el número de espectáculos se triplicó.
Las claves de la autogestión
Según los hacedores del off
• Buscar o crear un material que motive.
• Armar un equipo de producción en el que los integrantes asuman roles múltiples.
• Aunque no resulte rentable, se debe asumir el proyecto con disciplina y compromiso. Eso impide que se degrade la actividad.
• No utilizar las formas convencionales de producción y difusión.
• Crear estrategias de comunicación y actividades para fidelizar al público y generar comunidad.
• Tener en cuenta que se puede arrancar sin contar con todo el dinero necesario; se puede financiar la obra con la recaudación de las funciones.
• Apostar a que los grupos perduren por más de un proyecto.
• Ser claro respecto de la distribución de la recaudación.
• Idear formas de buscar público que no sea necesariamente el que suele ir al teatro.
• Generar lazos con otros grupos para potenciar las propuestas y compartir experiencias.
Fuente: Diario La Nación / 9 de diciembre 2012
La experiencia de Random Creativos, una productora que conforman los intérpretes y creadores de La Parka, el musical yAlicia en Frikiland -Tadeo Jones, Seku Faillace, Diego Corán Oria, Facundo Rubiño, Roberto Peloni y Jorge Soldera-, puede arrojar algunas respuestas.
"La matriz de esta unión surge de la necesidad de mirarnos a los ojos todos los días, y decir: «Estoy haciendo lo que me gusta y lo estoy haciendo con la gente que quiero», porque, además, ninguno de nosotros lo podría hacer solo", cuenta Corán Oria, y explica que el impulso hacia la autogestión, que nació de una necesidad frente a condiciones dadas, se transformó en una nueva forma de organización, en la que cada uno de ellos ocupa roles múltiples y cambiantes. "Amamos la autogestión porque creemos que no podríamos hacerlo de otra manera. Estamos acostumbrados a trabajar desde un código tan potente nosotros, que cuando empezamos a depender de factores externos, no funciona."
Cuando se les pregunta cuáles son los elementos necesarios para autogestionarse, la respuesta, para este grupo de creativos, parece simple: un material de trabajo y lazos para que esa idea inicial crezca y se materialice. En la práctica, sin embargo, siempre surgen complicaciones: "Nunca pudimos hacer un buen plan de preproducción. Lo que nos pasa muchas veces es que nuestra ansiedad y omnipotencia creativa está viendo todo el tiempo cómo generar más lenguaje y eso, de alguna manera, produce gastos. A veces preferimos decir: «Che, loco, no vamos a ganar un mango, pero ¡que se cuelgue del arnés!»", confiesa Rubiño, aunque destaca que las obras del grupo siempre han resultado sustentables.
Para recaudar dinero, los integrantes de este grupo impulsaron iniciativas con las que lograron, además, integrar al público y fidelizarlo, como el Random rock, un festival de música; el Friki trash, una campaña en la que invitaron al público a buscar la escenografía de su última obra entre residuos de la calle, y la conformación de un grupo de "amigos adherentes", que reciben beneficios por su aporte a las producciones. "Son todas campañas de comunicación. Nos planteamos cómo fidelizar a los espectadores para que se identifiquen con una propuesta conceptual y se genere así una comunidad", explica Rubiño.
Los integrantes de Random Creativos forman parte también del Colectivo de Teatro Musical (CTM), un grupo que reúne a distintos colectivos del musical independiente para promover el género y potenciar la difusión de los trabajos. El CTM, además, impulsa su propio festival, que logró convocar, incluso, a elencos internacionales.
Otro caso interesante es el de la compañía Pim Pum Pam Theatre, integrada por Lautaro Metral, Lionel Arostegui y Renzo Morelli, el director y dos de los actores de Cuando callan los patos . "La producción de Los patos costó 600 pesos, porque decidimos arreglarnos con lo que teníamos para el vestuario y la escenografía, y trabajar como cooperativa. Lo que hicimos fue resignificar residuos para transformarlos en material de trabajo. Además, fuimos aprendiendo en estos años que no hay que pagar todo lo que necesitás de entrada. Los gastos se pueden ir solventando con el ingreso de las funciones", explica Metral.
Para este joven director, el proyecto de llevar una obra a escena es "como tener un hijo: hay que darle un poco de uno para que empiece a andar", y destaca: "Todos los actores que se suman a trabajar en un proyecto tienen participación y eso siempre hay que respetarlo".
El off que se une
Otro ejemplo, algo más radical, de gestión independiente es el de la asociación Espacios Escénicos Autónomos (Escena), conformada por 25 salas, cuya capacidad no excede las 50 personas. Se trata de pequeños espacios que en algún momento encontraron trabas para acceder a sus habilitaciones.
"Quisimos generar cierto virtuosismo, cierta circulación de información que podía generar modificaciones, un espacio de discusión, de reflexión y de aprendizaje, en paralelo con el trabajo sobre la problemática de las habilitaciones", explica Martín Seijo, director y actor, integrante de Escena.
Según cuenta, la situación de las salas está mejorando desde la existencia de la asociación y, al mismo tiempo, sus miembros han logrado aprender que la autogestión es interesante, pero que en algún punto necesita una apoyatura: "Si uno se une a otros con una idea común de cómo se entiende la cultura, eso hace que al asociarse uno tenga un mayor soporte y cumpla mayores objetivos que cuando está solo".
En cuanto a los aspectos más importantes por tener en cuenta a la hora de autogestionarse, Seijo destaca que, en principio, se debe dejar bien en claro cómo se va a organizar el grupo; qué roles ocupará cada integrante y cómo se distribuirá la recaudación. Además, sostiene que se debe apostar a grupos estables, que no sean cooperativas circunstanciales, sino colectivos que aspiren a perdurar más allá de un proyecto. Finalmente, señala: "Conviene contar con alguien en el grupo que se encargue de buscar opciones de financiamiento".
En estos tres últimos años, Escena realizó un festival de teatro que logró darles impulso a las salas y ayudó a instalar a estos pequeños espacios como un nuevo circuito. En su edición 2010 se presentaron 20 obras y, al año siguiente, el número de espectáculos se triplicó.
Las claves de la autogestión
Según los hacedores del off
• Buscar o crear un material que motive.
• Armar un equipo de producción en el que los integrantes asuman roles múltiples.
• Aunque no resulte rentable, se debe asumir el proyecto con disciplina y compromiso. Eso impide que se degrade la actividad.
• No utilizar las formas convencionales de producción y difusión.
• Crear estrategias de comunicación y actividades para fidelizar al público y generar comunidad.
• Tener en cuenta que se puede arrancar sin contar con todo el dinero necesario; se puede financiar la obra con la recaudación de las funciones.
• Apostar a que los grupos perduren por más de un proyecto.
• Ser claro respecto de la distribución de la recaudación.
• Idear formas de buscar público que no sea necesariamente el que suele ir al teatro.
• Generar lazos con otros grupos para potenciar las propuestas y compartir experiencias.
Fuente: Diario La Nación / 9 de diciembre 2012
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